De acuerdo con la legendaria sabiduría china, este poder está contenido en el I-Ching. Se considera que el I-Ching es el sistema de adivinación más antiguo del mundo. Cuenta la leyenda que el I-Ching lo inventó Shi, el mismo sabio que unificó China hace más de 3,000 mil años y fue su primer emperador. Fu Shi se concentró en estudiar las leyes que rigen al universo y las trasladó a un sistema matemáticamente balanceado para ayudar al ser humano a dominar su entorno. Se dice que Fu Shi construyó todas las respuestas posibles en 64 figuras con 6 formaciones lineales divididas o sin dividir llamadas KUA.
El proceso de adivinación se inicia lanzando tres monedas chinas y verificando si caen de cara o cruz. Ahí es cuando se empieza a consultar el Libro de las Mutaciones (cambios), donde se encuentra toda la sabiduría de este oráculo.
Se advierte que el I-Ching nunca falla si se busca la verdad con sinceridad y reverencia. Las preguntas frívolas reciben respuestas frívolas. El I-Ching afirma que somos seres divinos y formamos parte integral del universo eterno que es donde radica lo divino. Por eso es que el término adivinación contiene la palabra divino.
El I-Ching nos dice que todo ocurre dentro del mismo tiempo. Que no existe pasado o futuro. Todo lo que fue o lo que será y lo que puede ser, se encuentra en un eterno "ahora" en el cual todos los cambios son posibles. Esa es la prueba de nuestra eternidad y del libre albedrío. Para el I-Ching no existe un destino fijo.
El I-Ching dice que la adivinación es posible porque existe una llave dentro de cada uno de nosotros que nos abre la fuente de la sabiduría universal. Los consejos del I-Ching son siempre prudentes porque nuestro yo superior nunca nos recomendará realizar actos dañinos de ningún tipo. El I-Ching señala que la enseñanza es una labor sagrada. La misión es iluminar el sendero del que busca respuesta. Pero también nos ofrece consejos prácticos para metas concretas.
El I-Ching no solamente nos habla de un universo perfecto. También nos dice que el universo se inclina a nuestro favor. En otras palabras, que las fuerzas del universo están predispuestas a ayudarnos. La fuerza del bien siempre es mayor que la del mal, si sabemos elegir nuestras acciones. Por eso es que el universo sobrevive por mucho daño que se le haya hecho.
¿Y cómo sabemos que nuestra elección es la correcta? El I-Ching dice que si al recibir la respuesta que nos da este oráculo sentimos una resonancia pura y dulce que trae alegría a nuestro corazón y hasta lágrimas a nuestros ojos, entonces sentiremos que la respuesta se originó en lo divino. A juicio de cada cual queda.
Sibila.
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