…Las tres diosas vírgenes de los griegos fueron Artemisa, diosa de la caza y de la
luna, Atenea, diosa de la sabiduría y las artes, y Hestia, diosa del
fuego del hogar y el templo. Las tres personifican los aspectos
independientes y no relacionales de la psique de una mujer. Todas ellas
poseen una característica que les es propia exclusivamente. Artemisa y
Atenea poseen atributos que le permiten a una mujer proyectarse fuera de
sí misma para tener éxito en el mundo, mientras que Hestia se centra en
sí misma. Las tres, de todos modos, representan los impulsos íntimos de
las mujeres.
El aspecto virginal de la diosa es esa parte de la mujer que nadie posee y en la cual ningún hombre puede "penetrar": la que no necesita a ningún hombre, y tampoco valorarse gracias a un hombre determinado. Esta virginidad es psicológica. Cuando el arquetipo dominante es el de la diosa virginal, la mujer "se basta a sí misma" y no necesita a nadie más para sentirse completa o satisfecha. Mujeres que siguen sus propias inclinaciones, feministas activas, científicas, estadísticas, ejecutivas de empresa, amas de casa, jinetes, o que entran en conventos o ashrams son ejemplos de las cualidades de las diosas vírgenes.
En mitología, cada una de las tres diosas vírgenes se enfrentaban a un desafío similar, cómo ser auténticas consigo mismas y adaptarse a vivir en un “mundo masculino”, y hallaron una solución diferente:
Artemisa, diosa de la caza, renunció a la ciudad, se adaptó separándose de los hombres y de su influencia. Este método es análogo a la de las mujeres actuales que se unen a grupos para el desarrollo de la conciencia y se hacen feministas, o que trabajan en colectivos dirigidos por mujeres.
Atenea, diosa de la sabiduría, se unía a los hombres como igual o superior en las cosas que éstos hacían. Era la cabeza más fría en medio de la batalla y la mayor estratega. Su adaptación fue la “identificación” con los hombres; se hizo como uno más de ellos. Ejemplo de Atenea ha sido seguido por muchas mujeres que se han incorporado al mundo empresarial o que triunfan en ocupaciones tradicionalmente masculinas.
Hestia, la diosa del hogar, siguió el camino de la introversión para adaptarse mediante el alejamiento de los hombres. Se replegó hacia dentro, se hizo anónima en apariencia, y se la dejó sola. La mujer que adopta esta manera de ser minimiza la importancia de su feminidad para no atraer el interés no deseado de los varones.
--Jean Shinoda Bolen
El aspecto virginal de la diosa es esa parte de la mujer que nadie posee y en la cual ningún hombre puede "penetrar": la que no necesita a ningún hombre, y tampoco valorarse gracias a un hombre determinado. Esta virginidad es psicológica. Cuando el arquetipo dominante es el de la diosa virginal, la mujer "se basta a sí misma" y no necesita a nadie más para sentirse completa o satisfecha. Mujeres que siguen sus propias inclinaciones, feministas activas, científicas, estadísticas, ejecutivas de empresa, amas de casa, jinetes, o que entran en conventos o ashrams son ejemplos de las cualidades de las diosas vírgenes.
En mitología, cada una de las tres diosas vírgenes se enfrentaban a un desafío similar, cómo ser auténticas consigo mismas y adaptarse a vivir en un “mundo masculino”, y hallaron una solución diferente:
Artemisa, diosa de la caza, renunció a la ciudad, se adaptó separándose de los hombres y de su influencia. Este método es análogo a la de las mujeres actuales que se unen a grupos para el desarrollo de la conciencia y se hacen feministas, o que trabajan en colectivos dirigidos por mujeres.
Atenea, diosa de la sabiduría, se unía a los hombres como igual o superior en las cosas que éstos hacían. Era la cabeza más fría en medio de la batalla y la mayor estratega. Su adaptación fue la “identificación” con los hombres; se hizo como uno más de ellos. Ejemplo de Atenea ha sido seguido por muchas mujeres que se han incorporado al mundo empresarial o que triunfan en ocupaciones tradicionalmente masculinas.
Hestia, la diosa del hogar, siguió el camino de la introversión para adaptarse mediante el alejamiento de los hombres. Se replegó hacia dentro, se hizo anónima en apariencia, y se la dejó sola. La mujer que adopta esta manera de ser minimiza la importancia de su feminidad para no atraer el interés no deseado de los varones.
--Jean Shinoda Bolen
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